Filosofía
La filosofía es justificable y hasta necesaria para el ser humano. Por más teorías creadas por la ciencia el hombre no sabe de dónde viene y adónde va, de acuerdo con un sistema de conocimientos de la verdad irrebatible. Y aunque podemos creer en las actuales teorías acerca del surgimiento de la vida en ellas no se le da respuesta a cuál es el propósito de tan complejos seres y sobre todo del ser humano que es capaz de reflejar y representarse al universo desde su modesta situación en un planeta perdido en un inmensurable océano de estrellas y otros cuerpos celestes.
La filosofía es y seguirá siendo, como lo fue para los griegos, amor a la sabiduría. Como que trata de descifrar la verdad más allá del conocimiento científico del momento en que se filosofa, pues no es ciencia, aunque se valga de los más puros mecanismos del razonamiento para lanzar sus especulaciones. Pero por esto no es menos importante que otras ramas del saber siendo parte de la contemplación del mundo y del esfuerzo humano por descifrar el misterio en el que estamos envueltos.
Pretender la perfección de la filosofía o que se ha llegado a una filosofía que ya es ciencia es tan absurdo como creer que la ciencia ha llegado a verdades absolutas e imperecederas. A lo sumo se trata de un intento más para descifrar la verdad. Sin llegar a definirnos como agnósticos y mucho menos como nihilistas la realidad es en este momento histórico tan inalcanzable como la fantasía es la representación auténtica del mundo. Sin embargo y a pesar de sus limitaciones es útil para el espíritu humano en cuanto sirve de aliciente en medio de nuestra desolada presencia antes la inmensidad del universo. De ahí, que a nuestros juicios los filósofos de todos los tiempos se merezcan respeto.
Tiempo hubo en que el pensamiento filosófico era el más grande cúmulo de conocimientos al que un hombre pudiera aspirar. Hasta no hace mucho las ciencias se desprendieron de esta proto sabiduría y tomaron vida propia. Por otra parte, sin una plausible razón comprobable para la época los filósofos antiguos llegaron a pronosticar conocimientos que solo hace unos pocos años se comprobaron como reales o científicos. Pongamos por ejemplo el legado griego de que la sustancia estaba compuesta por minúsculas partículas a las que llamaron átomos.
Al pasar los años y con la complicación debido al aumento del conocimiento humano la filosofía tuvo que diversificarse y de aquí se desprendieron las ciencias, también las ramas de la filosofía. Así surgieron especialidades donde la especulación racional se refiere a un campo en concreto.
Mientras que hay una cosmología directamente vinculada a doctrinas religiosas hoy podemos encontrar una cosmología filosófica que si bien no puede llegar a ser verdad absoluta sirve para el progreso humano, aumenta la autoestima como ser capaz de progresar y es buena gimnasia para el intelecto, por más que algunos sabihondos renuncien a este punto. Por otra parte, me gustaría decir aquí que los filósofos no andan tirando piedras con los ojos cerrados, sino que tienen su metodología al aplicar sus razonamientos acercas de las cosas más allá del límite del conocimiento científico actual.
La propia ciencia, con su extraordinario avance en los últimos tres siglos y a pesar de ser ya una fuente de desarrollo vertiginoso y para algunos países; la principal fuente de ingreso, es todavía una inmensa perogrullada de incongruencias cuando se transita horizontalmente por la diversidad de disciplinas científicas. Por ejemplo es imposible aplicar la metodología ultra racional atomística de la ciencia física a la sociología o a la psicología, donde el todo es a veces más importante que las partes para poder conjeturar una hipótesis. He ahí que la epistemología venga como anillo al dedo mientras se encuentran las congruencias metodológicas entre las ciencias sociales y formales. Pero también viene a locación cuando nos encontramos entre tantas cosas, algunas absurdas, que pretenden ser ciencias, tales como determinar el surgimiento de la materia de la nada o la expansión hacia la nada.
La lógica, es una casi ciencia con bastante de filosofía hasta ahora. Su exactitud a veces nos sorprende por su similitud con las matemáticas. Muchos la clasifican dentro de las filosofías. Nosotros a regañadientes y con mucha duda la hemos colocado ahí ¿será porque trata el aspecto formal del pensamiento humano, siendo este tan complejo? Por supuesto, no estaríamos hablando aquí de la lógica matemática ni de la lógica binaria, aunque ¿por qué no?
La tan criticada metafísica aun sigue dando lucha en el pensamiento filosófico, y si no, tuvo sus minutos de gloria. No somos nosotros quienes debemos definir qué es lo mejor en este campo de la sabiduría, y habiendo sido tan mencionada le daremos un lugar entre los temas que les proponemos.
Sucede con la ética que casi siempre se define como ciencia. Claro que eso depende del paradigma epistemológico que se adopte. La ética como disciplina no puede más que reflejar la diferencia entre el bien y el mal en la conducta humana o situar la conducta en una escala de valores que va desde bien hasta el mal. Sin embargo, esta moral cotidiana que estudia la ética está cambiando de manera que no sabríamos con qué rapidez mueren los preceptos atribuidos como muy buenos algún tiempo atrás. Estamos ante una verdadera revolución moral o ante una verdadera involución. A nuestro juicio mientras que la ciencia en general triunfa contra la ignorancia (no del todo, por supuesto) el bien no ha triunfado sobre el mal y la batalla es muy difícil, porque si no ¿cómo es que ahora mismo algunos amenazan con pulverizar al mundo con una guerra nuclear?
Por supuesto también los creyentes se preocupan de la existencia de seres divinos lo cual la religión da por cierto pero ¿somos humanos o no? Entonces un poco de respuesta nos dará la teodicea, aunque por momentos depende del filósofo que nos surta las ideas.
Para algunos la ontología es la filosofía en sí misma porque consideran que el asunto de quién fue el primero, si el ser o el pensar, entra dentro del problema fundamental de la verdad filosófica. Desde los tiempos clásicos griegos los filósofos se dividieron entre idealistas y materialistas según tomaran partido en su solución. La ontología ha tenido siempre estos dos partidos.
Sin duda los valores de todos los tipos son un referente a una de las acciones más bellas de la conciencia, de ahí que tengan su propia representación dentro de la axiología como disciplina filosófica. Para algunos psicólogos, con los cuales compartimos criterios, el ser humano no actúa por valores sino que son las valoraciones las que en definitiva marcan su mundo espiritual, pero eso es harina de otro costal.
La teoría del conocimiento se complica con todas las ciencias actuales de la espiritualidad del hombre. Ella tiene su representación filosófica y sus conclusiones.
Como toda filosofía hay en cada una de estas ramas mucha diversidad de criterios y posiciones. Las personas con deseos de encontrar su propia verdad debieran leer los libros de aquellos que le antecedieron en esa búsqueda.

