17. ¡Quiero aprender a cocinar al estilo francés!
Se afanaba en la esperanza de conseguir información para huir, o al menos, que Ángel Gabriel lo lograra. Buscaba los platos más importantes para darle las clases de cocina al canalla. Premeditaba cada paso e iba con paciencia penetrando su carácter e intereses. Un día, después de varias clases sobre la comida colombiana le dijo:
-Yo quisiera pasar a enseñarle sobre cocina internacional. A mí me gusta la comida francesa pero necesitaría tener documentos sobre ella para preparar mejor las lesiones. Yo sé bien que nos faltarían algunos componentes importantes porque aquí estamos muy aislados pero si leyera le enseñaría sobre esa cocina que tanto amo. Cuando estuve en París fuimos al Maxim's, que es un restaurante situado en el número 3 de la rue Royale -Angelina observó que el canalla estaba embelesado y quiso aprovecharse de la situación- allí...
- ¡El Maxim's -interrumpió El Jefe-, siempre he soñado estar allí! Un día me sentaré donde María Cala lo hacía. No sabía que usted conocía a París. Debe ser una experiencia maravillosa. Pero siga usted hablando. Todo lo de Francia me interesa.
A Angelina se le desbordó la imaginación junto con los conocimientos reales de un viaje de trabajo donde pernotó en hoteles baratos para poder traerles los suvenires que la familia esperaba. En realidad tenía muchos conocimientos de ese país europeo por sus lecturas juveniles y era cierto que le gustaba la comida francesa. También podía leer en la lengua francesa y hubo tiempos en que prefirió a Víctor Hugo y a Balzac en el idioma original. Habló de París rue por rue y hasta inventó nombre de calles y personajes mientras leía en los ojos de su alumno el profundo interés.
Cuando ella terminó el Jefe levantó una alfombra y después una puerta discreta que hacían de piso en ese lugar.
-Nadie puede saber que este lugar existe -dijo con amabilidad.
Bajaron por una escalera. El jefe encendió las luces eléctricas desde arriba. El sótano era un espacioso salón más ancho que la casa y todo de mampostería. Angelina se dio cuenta rápido que se había construido debajo de la tierra o luego se había tapado aquel lugar subterráneo. En las paredes predominaban los cuadros del más refinado art nouveau de la primera mitad del siglo XX. Al parecer era una pista de baile pues los pocos asientos estaban a la orilla de las paredes así como las tres obras escultóricas que estilizaban figuras femeninas con una sensualidad provocadora. En una esquina una barra y adentro u refrigerador comercial de tres puertas.
-Funciona con un mechero de gas licuado -dijo y señaló al refrigerador.
El Jefe tomó una botella de vino Châteaux Margaux y dos copas finísimas. Sirvió para ambos en la barra e invitó a Angelina.
-Fue robando obras de arte como pude hacer el dinero para este proyecto -confesó sinceramente.
Conversaron por largo rato hasta beberse la botella completa. En ese tiempo se gastaron más de mil euros que era el costo de aquel vino. Luego abrió otra puerta que estaba a la derecha del refrigerador y la invitó a pasar. Primero fue un saloncito donde había algunos sobretodos.
-Póngase uno y cúbrase bien que lo va a necesitar -le dijo cortésmente.
Después abrieron otra puerta y enseguida todo estuvo claro para Angelina: ¡Era un inmenso frigorífero!
-Tendrá usted que acostumbrase a buscar aquí adentro carne y pescado adecuados para la comida francesa. Debe protegerse bien del frío. Ahora le enseñaré la cava para que pueda escoger los vinos. El almacén de los quesos tiene lo mejor de Francia. No le faltará nada para cocinar todo lo que se pueda hacer en el Maxim's de París. Mañana tendrás una copia de lo que hay en cada departamento y el mapa de localización. También diseñaré un canal de solo lectura para que usted pueda leer en Internet con la computadora que le asigné al niño. Así podrá buscar las recetas que quiera ¡Quiero aprender a cocinar al estilo francés!