Vida
Todos sabemos que la vida está en aquellos seres que nacen se desarrollan, se multiplican y mueren. Una gran parte sabe que es un misterio, pero nadie sabe a ciencia cierta cómo surgió aunque las teorías proliferan en los círculos científicos y filosóficos. Algunos conocen que la expresión más pequeña de la existencia viviente es la célula, de las cuales un organismo como el del ser humano tiene millones sobre millones. Tan pequeñísimas partículas solo pudieron ser descubiertas cuando se inventó el microscopio. En ese micromundo de la vida existe toda la información del organismo. Cada una de nuestras células es como la miniaturización de nuestro yo biológico y posiblemente psicológico.
Pero a la vez la vida, hasta que se demuestre lo contrario, solamente existe en nuestro planeta, (por lo menos en las formas biofisiológicas que conocemos) y tiene millones de variabilidades o diversidad, tanto que todavía, cuando ya casi no quedan lugares donde el hombre no haya llegado en la Tierra, hay seres vivos desconocidos; no nombrados.
Pero los científicos durante muchos años de sistematización han clasificado los seres vivientes en unas pocas categorías generales. Si le pidiéramos al lector una clasificación seguramente lo primero en recordar sería animales y plantas. Primero porque son los más cercanos a nosotros físicamente, y segundo porque son grandes y se ven. Las diferencias visuales son obvias: los animales se mueven en busca de alimentos, para beber el agua o para dormir, mientras que las plantas están sujetas a un lugar donde toman los alimentos y el agua directamente de la tierra.
Pero más allá de esos seres vivos tan cercanos a nuestros conocimientos hay vidas a nuestro alrededor que no vemos, ni sentimos pero que son importantes para nosotros o peligrosas. Y es que algunos seres vivos son tan pequeños que tienen una sola célula. Entre ellas las bacterias. Desde los tiempos bíblicos los hombres anduvieron usando las levaduras, así como hoy nadie hace el pan si no la tiene presente. Sin embargo, solo desde hace unos pocos años y gracias a la ciencia podemos saber que en una libra de levadura hay millones de seres vivos que nos permiten obtener los alimentos o bebidas.
La diversidad de vidas es inmensa pero todas las conocidas hasta el momento y clasificadas por los científicos se pueden reducir a unos pocos tipos y de eso les estamos hablando hoy. Los criterios tomados para clasificarlas marcan las diferencias entre una y otras. No vamos a entrar hoy estrictamente en esos criterios. Preferimos tratarlos cuando hablemos de un solo tipo de vida. En los casos más conocidos o familiares saltan a la vista. Por ejemplo, las algas viven en el mar o en los ríos; flotan en la masa líquida generalmente, de donde se alimentan, pero toman la luz del sol.
Casi todos hemos usado la palabra moho. Algunos mohos aparecen como manchas en las paredes húmedas y no siempre hemos pensado que en ellos hay vida.
En griego el vocablo proto se refiere a lo primario o engendrador mientras que zoo nos habla de animales. Uniendo estos dos vocablos los científicos han formado la palabra protozoo. Con ella se refieren a unos seres microscópicos que funcionan biológicamente con las características de los animales. Son como nano animales. No los vemos pero en un vaso de agua tomado de algún lugar de nuestro jardín o el bosque puede haber una cifra mucho mayor que la cantidad de unidades monetarias de nuestro sueldo de diez años. Así que en el agua no hervida podemos estar tomando esas comunidades de animalitos microscópicos que pueden hasta ser dañinos para la salud.
En muchos países, no en el mío, hay setas comestibles. Ellas son una forma de vida especial que se diferencias de las otras, por eso los científicos han hecho esta clasificación. Por supuesto, hay muchas clases de setas, algunas se comen y otras son venenosas.
Los biólogos, sobre todo aquellos que se dedicaron a las investigaciones de la salud, descubrieron que ciertas partículas ultramicroscópicas no tenían todo el ciclo de la vida porque algo le faltaba en estructura biológica y tenían que vivir pegados a células de otros organismos. Son mucho más pequeños que los seres conocidos y que las propias células, por eso se tardó en conocerlos. No son propiamente seres vivos pero tienen parte de la vida y si se agregan, como es su costumbre, a las células de otros seres completan el ciclo de la vida, pero causan enfermedades porque ya esa células no siguen su curso normal. Le llamaron virus. Como es sabido el hombre en la era de las computadoras inventó cierto programas malignos y por analogía con estos "pedazos de vida" y les llamó igual, pero nada que ver.
Además de la diversidad estructural de los seres vivos, ya sean que se muevan, que tomen el alimento de la tierra por raíces, que necesiten del la luz del sol para desarrollarse, etc. también los seres vivos son diversos por el lugar (hábitat) en que viven. El hombre como animal consciente y que ha desarrollado una cultura transforma el hábitat y casi puede vivir en cualquier parte, pero el resto de los animales solamente tiene una adaptación biológica. En el frío polo tenemos a los esquimales que son seres humanos que visten con gruesas pieles y viven en los hielos. Pero en esos mismos hielos está el oso polar que campea por su respeto sin más abrigo que el que la naturaleza le dio. Ellos viven felices y contentos cazando peces que también soportan ese inmenso frío.
Pero las vidas en hábitat extremos son muchas y solo tenemos que ir a los lugares donde las condiciones son engañosamente ilógicas para la existencia de la vida. Los científicos han ido y han recogido muestras de lugares donde por el grado de toxicidad de las emanaciones de la tierra parecía imposible la vida y allí se han encontrado bacterias adaptadas.
Asombrosamente en los cráteres donde se han hecho pruebas nucleares y donde el grado de radiación es tan intenso que es incompatible con la vida del hombre y de los animales superiores se han encontrado cucarachas y escorpiones felices y contentos. En las profundidades del mar donde la presión del agua es de muchas toneladas viven algunos peces. Allí no llega la luz, por tanto no tienen ojos, pero tiene otros modos de percibir y siguen su cadena alimenticia.
Todavía más asombroso es que en las profundidades del océano hay lugares donde hay toberas de fuego productos de la actividad volcánicas. La temperatura allí es superior al horno donde se hace el pan. Pero el agua sigue en estado líquido porque a esa gran presión que hay en el abismo de diez kilómetros no se puede evaporar. Los científicos quedaron asombradísimos cuando descubrieron que en esas condiciones de temperatura vivían numerosos animales marinos, algunos con forma de camarones.